Jugando con la arena de la playa, formando castillos, se encontraba una nena dulce y hermosa, casi angelical. Sus padres a lo lejos peleaban, ¡cuándo no! Le dolían tanto los gritos, esas discusiones constantes...! Sentía que era como si se enojasen con ella. Por eso siempre trató de portarse lo mejor posible, de no hacer renegar a ninguno, pero sin éxito. Cualquier cosa, hacía que comenzaran a insultarse y a pelear como si jamás se hubiesen amado. La criatura pensó que al menos una vez se amaron, ella era la prueba viviente. Y entonces, una idea germinó...
Cuando la fueron a buscar, no la encontraron.
Ella, en una de las tantas habitaciones del castillo, se sintió por fin tranquila y feliz. Esperando la reconciliación.
|