viernes, 13 de junio de 2014

MÁS MINI CUENTOS!

Varias hormigas se enredaron entre las hebras de té. La distinguida dama aseguró al probarlo, que esta vez el “blend” era diferente y exquisito.



Se encontraban en plena guerra – una guerra cruel y despiadada como todas las guerras – hasta que los soldados de ambos bandos se pusieron de acuerdo.
A partir de ahora, los que tendrían que luchar serían los dirigentes de los países enemigos entre sí.
Comenzó una Era de Paz Mundial.



La rosa ignora que de su mismo núcleo se desprende un perfume exquisito, no lo conoce.
Muchos de nosotros somos como ella.



Tenía que darle justito, no podía fallar. Y el tiro pegó en el centro del pecho.
Fue un disparo perfecto.
Y el osito de felpa fue suyo. 



Los reflejos cortan como cuchillos la noche helada.
El lago está inmóvil. Se congeló en un sólo instante durante el novilunio.
Lilith, la Gran Maga Negra, lo miró una vez y fue suficiente.
Mientras tanto, hay un incendio de pájaros y flores, de cantos y posibles amores que se adivinan en aquel tierno brote de hierba.



Alguien dijo:
-Uff, te sacaré esa pelusa fea del traje -
La pelusa no escuchó esa voz por suerte y voló como un pájaro.
¡Conoció tantos lugares! Subió, bajó y jugó llena de felicidad, con otras pelusas acariciadas por el sol. 



La señora alta y distinguida, le da las últimas instrucciones a su mucama personal antes de salir. La busca el chofer con su auto. Dentro del mismo, ella se acomoda mejor la blusa de seda natural y su saco Channel. Luego, mientras el coche rueda, juega con su collar de perlas. Baja frente a la entrada del salón del coiffure, y le abren la pesada puerta. Se mira en uno de los espejos, parece no darse cuenta de las demás personas, no mira a nadie. Está en sus cuarenta largos, y desprende un aire de fría y seca autoridad que llega a todos como ráfagas heladas. Según acostumbra tres veces por semana, lavan muy bien su cabello y luego la peinan. El peluquero la observa en el espejo y procede a hacerle un brushing. La dama no dice palabra alguna ni siquiera parece interesada en cómo va a quedar. Con esta clienta tan seria, el hombre demora bastante más de lo necesario. Ella sólo está atenta a la dimensión y corpulencia pujante y esplendorosa de la virilidad que él apoya contra su cuerpo una y otra vez, mientras la peina por más de cuarenta minutos. Finalmente terminan. 



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Delia

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