sábado, 24 de marzo de 2012

¿Porqué suelo comentar que mi vida es el arte?. Tengo recuerdos tan tempranos que los asombrarían. Pero mis primeros recuerdos felices, se remontan a cuando tenía poco más de dos años. En esos tiempos, la música me llenaba por completo. Era una música propia, jamás escuchada, y semejaba los cantos de una sirena. Lo supe más tarde. Dentro de esa música vivía, cantaba y danzaba. Al hacerlo, nada más existía para mí. Era una con la Danza, una con el Canto, una con la Música, y el Mundo entonces era un Mundo bueno, un Mundo donde nada terrible podía sucederme jamás. Más tarde, a veces, hasta caminaba por la calle en puntas de pies. Hubo varias ocasiones durante las cuales mis padres me llevaron con ellos, a almorzar a un restaurante que se llamaba "El Plata" en la Ciudad de Córdoba, donde nos trasladamos poco después que naciera. Fuimos varios domingos, y recuerdo que había un joven tocando el piano durante esos almuerzos. Entonces, en cuanto lo escuchaba, me levantaba rápidamente y bailaba. Bailaba alrededor de todas las mesas del enorme comedor. Era tan chiquita, que la gente debía asomarse por sobre sus mesas a mirarme. Al final de las piezas, me aplaudían ¡cómo me aplaudían!. Sabía que había nacido para eso, y sentía la más grande felicidad al saber que les gustaba. 


Estando en la escuela primaria, los últimos años comenzaron a realizar la fiesta de fin de curso, en el Teatro Rivera Indarte, el mejor de los teatros de Córdoba. Siempre recordaré cuando las maestras decidieron que participara  en todos los actos de cada uno de los grados.  De manera que canté, bailé y actué en cada escena, cambiándome muy de prisa entre acto y acto. Al saludar, la ovación final de todo el teatro lleno a rebalsar, jamás la olvidaré. Eso me sostuvo durante mi infancia y adolescencia que fueron poco comunes. También me ayudó el escribir historias, e interpretarlas a solas más tarde, muchas veces. Gracias a ciertos recuerdos del plano anterior a encarnar, o sea, gracias a darme cuenta de forma muy válida de quien soy, de quienes somos y del porqué estamos acá en la Tierra, gracias al arte, y en grado sumo también, gracias a mi manera de ser muy positiva, pude sobrevivir a cosas demasiado terribles que me sucedieron. Por lo tanto ¿cómo privar de mostrarles mis blogs de Arte?.


Últimamente, luego de años y numerosos estudios de canto, danza, teatro, algo de pintura  y trabajos corporales diferentes, tuve la alegría de cantar varias veces en un teatro de la ciudad de Buenos Aires. También guardo un recuerdo muy hermoso cuando no hace tanto, estando en Roma, fui a la Chiesa di San Paolo Entro le Mura,  a ver y escuchar diferentes arias de óperas, y en la escena final de la fiesta de Rigoletto, me sacó a bailar un tenor. Lo hice plena de alegría, saludando junto a todos en la ovación final. Aún no comprendo cómo entre tantas personas que llenaban la Iglesia, me eligió. 


Son pequeñísimas muestras, hitos, que indican una vida marcada por otros deberes, no tanto el de hacer volar mi alma de artista. 


Delia (Maitri) 

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