jueves, 17 de abril de 2014

“Para un recuerdo”




Quisiera internarme en tus secretos,
saborear tu carne, tu sangre, tus miedos.
Danzar en tus pensamientos
aspirando la fragancia sublime de tus misterios. 

Correr con los cabellos al viento
detrás de tu antiguo corcel de fuego
o transformarme en un caballo salvaje
galopando contigo tras la frontera de lo desconocido.

Quisiera ser pájaro y volar sin esfuerzo
sólo sintiendo el placer de saberme viva,
sólo el segundo, sólo el presente,
sólo el beber juntos de la fuente de la vida.

Quisiera ser tu elegida, una sacerdotisa del amor
y celebrar mágicos rituales, viviendo para el instante
en que tu sol y mi luna, palpitando juntos, 
acrisolen la carne. 

Pero ahora, vuela cometa lejos.
Cuando vea un ave planear en el aire, sabré que estás bien.
Sentiré que me abrazas, cuando el viento rugiendo acaricie 
mi piel.
Y al cegarme el sol, notaré que ardes en la luz, 
que no eres sólo un sueño. 


Jamás te olvidaré. 

viernes, 4 de abril de 2014

"Expiación, deseo y pecado"




Apenas toco el agua tibia,
como palpando esa piel.
Apoyo los dedos sobre ella,
confiando en que aún retenga
el sabor de todo tu cuerpo.

Es el momento en que me envuelvo
con un laberinto de rosas.
Intento trepar junto a las flores
por el acero de tu muro,
entibiándolo, macerándolo, 
con mi perfume.

Se desliza una estrella
por la espalda,
rodando como perla sobre raso.
Cae sobre la tierra,
y la aplastas sin darte cuenta.

Una iguana, se relame y observa...

Por un instante,
roza una pluma la boca.
Cueva redonda y húmeda,
bien roja de pasión (y rouge).

Y allí, en la biblioteca,
dos gemidos se fusionan
rebosantes de placer.
Más tarde, un grito inaudible, 
surge profundo y abismal; 
lejano en el tiempo, 
cercano en la tempestuosa soledad.

El conocimiento se escapa
consumido en el incendio de tu mirada.
Acaricias redondeces, 
curvas y rectas se mezclan fragantes, 
como frutas deliciosamente frescas.

Nuevamente danzan los cuerpos
y gime el gozo más que nunca.

Más tarde, me miro en los ojos 
secos y finos, de cientos 
de muchachas muertas,
que ya no me representan.

Y me lanzo a bailar
en un sortilegio
musical, de agua y silencios.

Llegan las olas
chispeando sobre las rocas.
Vienen hacia mí,
que visto mi desnudez
con suaves algas estremecidas.

Luego se alejan...



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